TRABAJO DEL RESPETADO PERIODISTA Sr ALFREDO FERMIN PUBLICADO EN EL CARABOBEÑO, EN EL MISMO SE ENTREVISTA AL Don.FELIPE QUINTERO. Cronista de nuestra parroquia, ESPERAMOS QUE SEA VALORADO POR USTEDES.
San Blas debe ser patrimonio histórico y cultural del estado
Alfredo Fermín
En la valencianísima parroquia San Blas no hay un ciudadano más conocido que don Felipe Quintero, al que muchos califican como el patriarca de aquel burgo, por su larga vida de decencia, de servicio, de religiosidad y devoción a la patrona de Valencia, Nuestra Señora del Socorro.
Felipe Quintero es una especie de cronista de San Blas, que sueña con que este poblado sea declarado patrimonio histórico y cultural del estado, para que se rescaten y conserven su arquitectura y sus costumbres tan especiales.
“Es que San Blas es una joya y no nos damos cuenta de lo que tenemos”, nos comenta este señor de más de 80 años, miembro de una de las familias más estimadas y queridas de esta ciudad, cuyo padre don Joaquín Quintero fue director de la Banda Sinfónica 24 de Junio y autor de hermosas composiciones musicales, que forman parte del acervo cultural de Valencia.
Siendo muchacho fue office boy de la Casa ABC y de la fábrica de pastas La Reina, donde aprendió a confeccionar espaguetis y macarrones. Después fue hombre de confianza de don Eladio Alemán Sucre, director fundador de El Carabobeño, al frente de la librería París en América y como empleado administrativo de este diario. Aquí pasó más de 22 años hasta cuando decidió dedicarse a su tienda de finos regalos “Mariter”, en su residencia de la calle Colombia.
-¿San Blas es un pueblo muy antiguo?
-San Blas salió del corazón del padre José Rodríguez de Lamas, del mismo que le donó a Naguanagua la imagen de Nuestra Señora de Begoña. En 1897 donó un terreno de su propiedad para la construcción del templo actual.
El extenso sector, que antes se llamaba Las Sabanas del Morro, aparece como San Blas en el mapa de Agustín Codazzi, en 1839. Pero ya era conocido con este nombre en 1819 cuando concluyeron los trabajos de construcción del puente Morillo y La Glorieta que aún se conservan.
En octubre de 1860, por decreto de la Legislatura Provincial fue creado el municipio San Blas, lo cual fue incluido en la Ley Político-Territorial del estado Carabobo en 1873.
No fue fácil la construcción del templo por dificultades propia de aquellos tiempos. De manera que fue necesario constituir una junta de vecinos que logró el permiso de monseñor Silvestre Guevara y Lira, arzobispo de Caracas con jurisdicción en toda Venezuela.
Las obras fueron encomendadas al maestro mayordomo Diego Estopiñán quien se fue de Valencia y dejó la obra a medio empezar. Estopiñán es un apellido de raigambre en San Blas. Tiempo después el padre José Gregorio Evaristo Febres Cordero emprendió una campaña en toda la ciudad para concluir la obra. Fue de casa en casa recogiendo limosnas con esa finalidad. Se colocaba a las puertas del mercado pidiendo para la casa de Dios y realizó diversas actividades, que le dieron resultado, pues el presidente de la República, Juan Crisóstomo Falcón, le donó 1.200 bolívares que era una buena cantidad para la época.
El templo fue inaugurado el 20 de enero de 1883 y el 19 de febrero fue dado al culto. En 1887, el padre Febres Cordero, que tenía 40 años, falleció. No pudo cumplir la misión de cura párroco que le había encomendado monseñor Críspulo Uzcátegui, arzobispo de Caracas.
Valencia le debe un monumento al lado de la torre norte de San Blas al presbítero doctor José Gregorio Evaristo Febres Cordero, porque no se le ha hecho justicia, cuando se le han rendido homenajes a tantos otros que nada hicieron por nuestra ciudad.
-¿Cómo fue el poblamiento de San Blas?
-Este burgo se fue poblando de familias que vinieron de otros poblados, especialmente Flor Amarillo y Cascabel. Mi abuelo materno, Manuel Antonio Gutiérrez, vivía en Guacara y se casó con Petra María Piñero León. De esa unión desciende la familia Gutiérrez tan extendida en Valencia. En aquel tiempo las casas eran de bahareque, piedra y rafa como son los muros del templo. Muchas de esas casas impulsaron el carácter de la valencianidad, porque siempre hubo preocupación en promover la parte cultural, en esa Valencia tan tranquila. Se hacían las veladas, actos culturales.
Eran casas de zaguán, muy acogedoras. Las más lujosas tenían paisajes pintados en los comedores, algunas tenían hasta cuatro corredores con matas de limones, jazmines y lirios en el centro. Era un ambiente de familiaridad y de cariño.
-Entre esas casas, muy buenas y equipadas, estaba la residencia de don Ricardo María Montenegro, cerca de la Ricaurte y Campo Elías. Allí vivió, al regreso del destierro, monseñor Salvador de Motes de Oca, segundo obispo de Valencia.
Muy bonitas eran las casas de la familia Velásquez, de los Rodríguez Hernández, la de los Garzaro en la Comercio, que era muy elegante y distinguida.
La casa más antigua de San Blas es la que habita la familia Piñero Sánchez, en la misma cuadra de la iglesia, pero se está deteriorando mucho sin tomar en cuenta que se trata de una construcción histórica. Fue construida a la par del templo. Hay muchas casas en ruinas. Es muy triste ver esas antiguas mansiones en ese estado, pero es más triste verlas derribar para instalar galpones o estacionamientos.
San Blas tuvo el privilegio de contar con servicio de transporte en tranvía que salía de la esquina de La Cuevita, cruce calle Arévalo González y recorría la calle Colombia y La Pastora.
-¿De qué vivían las familias aquí residenciadas?
-San Blas siempre ha sido un pueblo de gente trabajadora. Cuando no era común que las mujeres trabajaran fuera de los oficios del hogar, las mujeres de San Blas se dedicaban a la costura, a los bordados, a los tejidos. Muchas, en sus casas, tejían capelladas y tiras para alpargatas.
La primera fábrica de gaseosas del estado Carabobo la fundó don José Roversi, el viejo que vino de Italia. Funcionaba al pie de El Morro y empleaba a muchas mujeres.
-Guardando aún su característica arquitectura ¿por qué San Blas no ha sido declarado patrimonio del estado para lograr su conservación?
-Muchos inmuebles se han perdido, pero una gran parte es rescatable. Además, se conserva el ambiente de un típico pueblo venezolano de la primera mitad del siglo XX. Este es un patrimonio que debe ser protegido tanto por la gobernación del estado, como por la Alcaldía de Valencia.
El alcalde Paco Cabrera ha contribuido mucho a la conservación de la plaza Páez, la iglesia y La Glorieta. Pero quisiéramos que se dicte una disposición que proteja toda la parroquia, para que no continúen construcciones y negocios ilegales. Es urgente que se proteja el Puente Morillo, quizá el único puente de la época colonial que continúa en servicio en Venezuela.
Se hacen esfuerzos pero no hay colaboración. Por eso creo necesario convocar a la comunidad, a toda la gente que ha salido de San Blas para que unida, logre que se emita un decreto, con carácter de ley que proteja este sector tan importante de Valencia.
-¿Cómo pasaba la gente de un lado a otro, cuando no estaba el Puente Morillo?
-Antes del puente no se sabe. Sabemos que la gente se iba a bañar al río y pescaban. Posiblemente pasaban por algún puente de madera, de palos, pero no hay testimonios.
Hasta 1955 las calles de San Blas Norte, de la Libertad hacia arriba eran de tierra. Sólo estaban asfaltadas las calles Páez y Colombia. Le debemos al gobernador Ricardo Arroyo Ludert el asfaltado de toda la parroquia.
San Blas se extendía hasta Cascabel. Por el norte tiene a Lomas del Este, donde está la posesión de los Báñez; por el sur con la quebrada El Charal, por el este el cerro de El Morro y, por el oeste tiene la margen del río Cabriales.
-¿Es cierto que el bello retablo que tiene la iglesia de San Blas, lo pintó Juan Pedro López, abuelo de Andrés Bello?
-San Blas tiene un patrimonio de imágenes extraordinario. Tenemos un retablo de la época colonial que está siendo restaurado gracias a la colaboración de la Alcaldía de Valencia. Es una obra de mucho valor artístico, dividida en tres partes. Don Carlos Duarte, quien se especializó en Arte Colonial venezolano, dictaminó que la parte central es de Juan Pedro López, uno de los más grandes pintores del período colonial, tío materno de don Andrés Bello.
En el patrimonio de la iglesia de San Blas tenemos un Nazareno del siglo XVIII, la Virgen Dolorosa que se escapó del “Matasantos”; y el Sepulcro, una joya de ebanistería criolla de finales del siglo XIX. Una de las esculturas más bellas de Valencia es la imagen llamada La Instrucción Pública, que se encuentra en La Glorieta. Se ignora quién es su autor; se sabe que antes estuvo donde está el Ateneo de Valencia y se supone que data de la época del presidente Antonio Guzmán Blanco que trajo muchas obras de Arte de Francia.
-¿Cuál fue la significación de los Padres Pasionistas en San Blas?
-La presencia de los Padres de la Congregación Pasionista, en San Blas, fue grandiosa. Estuvieron con nosotros durante 72 años, desde 1928 al año 2000 cuando se fueron por falta de personal. Nos dejaron un templo magnífico, un fervor religioso y un espíritu de decencia que caracteriza a nuestra parroquia. Todos sentimos mucho cuando ellos se fueron.
-Como miembro de la comisión nombrada por el arzobispo Reinaldo Del Prette, para celebrar el centenario de la coronación canónica de Nuestra Señora del Socorro ¿cuál es su propuesta?
-Hay que buscar que Valencia conozca más la devoción a la Virgen del Socorro. Un sacerdote siempre predicaba: “Ay Valencia que será de ti, el día que quiten de tus zaguanes, la Virgen del Socorro”, porque ésa es una devoción muy arraigada en nuestro pueblo que se ha perdido.
Propongo también que la Virgen estrene un traje digno de su señorío. Cuesta mucho dinero hacerlo en Sevilla, como es la tradición antigua. Creo que si hace cien años, cuando Valencia era prácticamente un pueblo, las damas de la ciudad se desprendieron de sus joyas para hacer la corona de la coronación en la casa Cartier, de París, si pedimos para ese fin, la ciudad no se va a negar.
-Posiblemente San Blas es la parroquia que guarda más fervor por la patrona desde siempre. Cuando el padre Febres Cordero bendijo la iglesia, la primera invitada fue la Virgen del Socorro. Y cuando se fue a reinaugurar la iglesia, restaurada por los Padres Pasionistas, en 1945, el padre Martín de La Fuente invitó a la patrona.
Se mantuvo por muchos años una bonita tradición. Cuando la Virgen pasaba el Cabriales, por la calle Comercio, se sacaba de la iglesia a San Blas para que fuera a saludarla con una reverencia. Los que cargaban la imagen se agachaban, dando la idea de que el santo estaba saludando a la Virgen.
San Blas, nuestro patrono, tiene muchos devotos en el país. El 3 de febrero viene gente de todas partes a recibir la bendición de la garganta con un aceite especial, que se bendice con dos velas de cera puestas en cruz. San Blas es el patrono de los otorrinos.
Morreño “matasantos”
-A los nativos de San Blas nos llaman morreños, porque en nuestra jurisdicción tenemos un morro. El mote de “Matasantos” nos viene por un episodio, a finales del siglo XIX, que conmovió a Valencia y fue motivo del cuento “El matasantos”, de José Rafael Pocaterra, incluido en su libro “Cuentos grotescos”.
Por ser una creación literaria Pocaterra no se ajustó a los hechos, sino que le hizo agregados y no contó el acontecimiento tal como sucedió.
De acuerdo a la tradición oral, que escuché de una de mis tías, nos pusieron el mote de “matasantos” porque un enajenado mental, que venía de Flor Amarillo, se metió por una de las ventanas laterales de la iglesia y, con un machete, le quitó la cabeza a San Antonio y dejó sin vestimentas a La Dolorosa.
Dicen que le quitó la cabeza a todos los santos. Eso es embuste. Mis tías vivieron el episodio que te he contado. El San Antonio está en Flor Amarillo porque, cuando compraron otro santo, el viejo lo mandaron para allá. La Dolorosa se conserva en San Blas
TRABAJO DEL RESPETADO PERIODISTA Sr ALFREDO FERMIN PUBLICADO EN EL CARABOBEÑO, EN EL MISMO SE ENTREVISTA AL Don.FELIPE QUINTERO. Cronista de nuestra parroquia, ESPERAMOS QUE SEA VALORADO POR USTEDES.
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